
Hacía tiempo que un teléfono móvil no despertaba tantos debates en el sector de la imagen como este N8 de Nokia. Aunque los terminales con aspiraciones fotográficas no son ninguna novedad -hace años que se lanzan presagios apocalípticos para las compactas más sencillas- parece ser que ahora algo ha cambiado.

En realidad, el Nokia N8 podría parecer uno más de esa lista cada vez más larga de teléfonos con sobredosis de megapíxeles y demasiadas ínfulas fotográficas. De hecho, ni sus 12 millones de píxeles ni su interesante angular de 28 milímetros y f2.8 son una novedad.
La clave radica en el tamaño del sensor, que con 1/1,83 de pulgada es más grande que el empleado por la mayoría de teléfonos, mayor que el de muchas cámaras y de similares dimensiones a algunas de las mejores compactas del momento.


Analizada su faceta telefónica y tras aquel primer acercamiento a su cámara improvisado durante la feria Photokina, llega el momento de comprobar si el Nokia N8 es tan bueno como parece a la hora de grabar vídeo y sacar fotos.
Prestaciones muy completas
Aunque, tal y como nos ocurrió con el iPhone 4, las especificaciones de la cámara del N8 parecen ser poco menos que un secreto de Estado, un poco de investigación puede revelar algún dato interesante.
El sensor CMOS tiene una resolución de 12 megapíxeles y un tamaño de fotodiodo de 1,75 micrones. Nokia, eso sí, no ha confirmado si se trata de un captor retroiluminado, y mucho menos si -como se comenta- es Sony quien se ha encargado de su producción.

Por otro lado, el objetivo firmado por Carl Zeiss ofrece una focal equivalente a 28 milímetros, con una apertura máxima y fija (no varía dependiendo del tipo de escena o toma) de f2.8. A falta de un zoom óptico, dispone de un zoom digital de 4 aumentos.
A través de los datos EXIF hemos podido comprobar que la velocidad mínima de disparo es de 1/5 de segundo y que los ajustes de sensibilidad seleccionables (bajo, medio y alto) equivalen a 100, 400 y 800 ISO, respectivamente. Aun así, en escenas nocturnas el ajuste máximo se sitúa ligeramente por encima de esos 800 ISO.

Dispone de tres modalidades de trabajo (automático, escenas y un modo personalizable), sus opciones son bastante amplias: balance de blancos, la ya mencionada sensibilidad, compensación de la exposición, nitidez y contraste, tono de color…
Entre sus prestaciones tampoco hay que olvidarse del flash de xenón, que aporta unos resultados mucho más fotográficos que el flash de tipo LED visto en muchos otros teléfonos.

El tamaño de la imagen puede ajustarse entre 12 y 0,3 megapíxeles, aunque curiosamente esta opción está bastante más escondida que otros ajustes. Por cierto, después de sufrir uno de esos "cuelgues" que a veces tiene este teléfono, por algún extraño motivo la resolución se coloca automáticamente en 9 megapíxeles.
Resultados más que decentes
Aunque el N8 luce una enorme pantalla táctil de 3,5 pulgadas y formato panorámico, Nokia ha optado por mantener algunos mandos físicos. Algo que, sin duda, el manejo de la cámara agradece mucho.
Así, en el lateral del teléfono un botón ejerce de disparador y permite además poner en marcha la cámara en cualquier momento. Su reacción es bastante ágil (unos 3 segundos), aunque puestos a destacar algo nos quedamos con la velocidad en el enfoque y el disparo.

El autofoco cuenta con una efectiva luz de ayuda y ofrece dos modalidades (central y facial), siendo esta última la más rápida y cómoda. Activando el modo macro es posible enfocar objetos a 10 centímetros del objetivo.
Pese a su buen funcionamiento general, habrá que estar atentos a los falsos positivos de enfoque, sobre todo al trabajar con sujetos muy próximos. Aunque el N8 nos marque luz verde en la pantalla, en realidad el punto de foco está detrás del primer plano.

Un segundo mando se encarga del zoom digital, aunque esta operación también puede realizarse con un deslizador en la pantalla táctil. Como siempre, mejor olvidarse del zoom y no dejarse engañar por los buenos resultados que parece ofrecer en pantalla.
Y es que, como suele ocurrir, el LCD muestra unas imágenes muy aparentes, con tonos cálidos y unos niveles de contraste y saturación bastante elevados. Tanto que, como decíamos, hasta el zoom digital nos puede parecer decente.
En su lugar, mucho mejor aprovechar ese angular de 28 milímetros, que además tiene un comportamiento muy digno. Será preferible, eso sí, evitar en la medida de lo posible las luces fuertes frontales o laterales.

Además de los reflejos que pueden crearse, su rango dinámico limitado -aunque superior que el de la mayoría de móviles- hace que las luces altas tiendan a "quemarse" con cierta facilidad.
Por lo demás, los resultados están claramente por encima de la media en comparación con lo habitual en los teléfonos móviles. Tanto en escenas con buena iluminación como cuando la toma se complica y hay que elevar la sensibilidad a 400 y 800 ISO.
También los resultados del vídeo merecen una muy buena nota, pese al evidente y pronunciado "efecto gelatina" que se produce en algunos clips. Pero, más allá de este punto, el nivel de detalle, la fluidez de las tomas y la nitidez y saturación general son muy correctas. Más aún si recordamos que estamos hablando de un teléfono móvil.
link: http://www.youtube.com/watch?v=Lxhf8lGIUhs
Cara a cara con el iPhone 4
Y qué mejor que empezar esta serie de asaltos con el enemigo por antonomasia de todos los móviles del mercado: el iPhone 4 de Apple.
En su momento ya vimos que la cámara de este terminal no era ninguna maravilla, pero resultaba terriblemente adictiva y creativa.


Colocada frente a la del N8, los resultados son también previsibles: el Nokia gana por goleada, aunque hay que reconocer que el tratamiento aplicado a las imágenes por el teléfono de Apple puede hacer que, a primera vista, resulten más atractivas en muchos casos. Un examen más detallado, eso sí, despeja cualquier tipo de duda sobre cuál es mejor.

El manejo de las funciones fotográficas de los dos terminales es diametralmente opuesto: frente a la riqueza de opciones del Nokia, la sencillez extrema del iPhone. Los defensores del primero hablarán de unos controles mucho más intuitivos, y no les faltará razón. Los que prefieran el Nokia avalarán sus muchas opciones, y también estarán en lo cierto.

Hay que reconocer, eso sí, que las funciones de edición de las fotografías y vídeo que incluye de serie el Nokia son muy superiores a las del iPhone 4.
¿Mejor que una compacta?
Corroborada la superioridad fotográfica del Nokia N8 respecto al popular iPhone 4, llega el momento de subir el listón. Y para ello, nada mejor que enfrentarla a dos compactas: una sencilla Nikon Coolpix S3000 -que ya tuvo que luchar contra el iPhone 4- y la Canon PowerShot S95, una de las mejores compactas del momento, tal y como hemos podido comprobar en una reciente comparativa.

En condiciones óptimas de luz, frente a la primera de ellas se defiende muy bien e incluso la supera en algunas escenas. Siempre, claro está, que nos olvidemos de la cuestión óptica: incluso la más sencilla y asequible de las compactas incorpora un zoom de por lo menos 3 aumentos que vapulea al zoom digital de esta cámara.
Pero si nos ceñimos a la focal de 28 milímetros, el nivel de detalle y nitidez de las fotos del Nokia N8 no tiene nada que envidiarle a esta sencilla Coolpix. Más bien todo lo contrario.

Sí es cierto que los rastros del procesamiento y la compresión JPEG son más evidentes en el teléfono móvil. De hecho, con sus 12 megapíxeles genera imágenes de menos de 2 MB, mientras que en la Coolpix S3000 los archivos superan los 4 MB.
Pero, volviendo a la visión más optimista, esos buenos resultados no deberían sorprendernos, porque este Nokia emplea un sensor -como ya hemos dicho- de tamaño similar al de compactas de gama alta como la citada Canon S95

El camino correcto
Tras estos experimentos, queda claro que el Nokia N8 no sólo integra la mejor cámara vista hasta ahora en un móvil, sino que también es -por fin- el primer teléfono capaz de competir dignamente con sus primas del escaparate fotográfico.


A su favor tiene, además, todas las ventajas inherentes a un móvil: geolocalización de las imágenes, posibilidad de compartirlas al momento y, sobre todo, estar siempre preparado en nuestro bolsillo.
Queda mucho camino por recorrer, y en todo caso no hay que olvidar que el N8 es sólo una excepción en un mercado más obsesionado por los megapíxeles que por ofrecer imágenes de calidad.
Visto lo visto, por ahora no condenaremos al olvido a nuestras queridas cámaras compactas. Pero, si esto sigue así y vistas las nuevas costumbres fotográficas de las nuevas generaciones, ya pueden ir poniéndose las pilas si no quieren acabar abandonadas en algún rincón del cajón.
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